La salud mental es un estado de bienestar que permite a las personas poder hacer frente a momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
El estrés (del latín stringere ‘apretar’ a través de su derivado en inglés stress ‘fatiga de material’) es una alteración física o psíquica producida por exigir al organismo un rendimiento superior al normal.
Aprender cómo podemos tomar medidas para mejorar la resiliencia y el bienestar es especialmente urgente, dado el estado actual del mundo. Los desafíos de salud mental están aumentando en todo el mundo. La depresión por sí sola representa el 4,3% de la carga mundial de enfermedades y se encuentra entre las principales causas de discapacidad en todo el mundo, especialmente entre las mujeres.
Los hongos son increíblemente versátiles y valiosas medicinas. Además de ser buenos para la salud física, han sido reconocidos desde hace mucho tiempo atrás por sus beneficios para la salud mental.
Claramente que comer hongos, no aborda directamente los problemas sociales, políticos y económicos mundiales que contribuyen a tanto sufrimiento emocional, pero pueden proporcionarnos medicina complementaria para respaldar los tratamientos convencionales para la ansiedad, la depresión y otras afecciones de salud mental e incluso, en algunos casos, hacer que los productos farmacéuticos sean innecesarios.
Química dentro de los hongos
Estos beneficios han sido muy estudiados por la comunidad científica, y dentro de sus componentes se encontraron dos principios activos de suma importancia: La ergotioneína y el glutatión.
La ergotioneína es un aminoácido que actúa como antioxidante, deriva de la histidina, uno de los nueve aminoácidos esenciales, son aquellos que debemos obtener de los alimentos porque nuestro cuerpo no puede producirlos por si mismos. Los hongos son una de las fuentes más ricas de ergotioneína, por lo que pueden proteger contra el daño celular y tisular del cuerpo, incluido el cerebro, previniendo así el deterioro cognitivo.
En cuanto al glutatión es un antioxidante cuya deficiencia también puede contribuir al estrés oxidativo. Se observan niveles bajos de glutatión en la orina de personas deprimidas, lo que sugiere que aumentar su concentración en el cuerpo puede ayudar con la recuperación. En el 2017 los científicos descubrieron que los niveles de glutatión en algunas especies de hongos son en realidad más altos que los de cualquier otro alimento vegetal. Cabe destacar que un menor estrés oxidativo entonces, está intimamente relacionado con la reducción en la incidencia de afecciones de salud mental como la depresión y ansiedad.
Los hongos ambién contienen fibra betaglucano, que combate la inflamación en el importante eje intestino-cerebro y al mismo tiempo aumenta la integridad estructural de la corteza prefrontal del cerebro humano.
Hongos adaptógenos
Un adaptógeno es un compuesto o alimento que ayuda al cuerpo a mantener o recuperar el equilibrio en momentos de estrés interno o externo. Varias especies de hongos, incluidos Reishi (Ganoderma lucidum) Chaga (Inonotus obliquus), Cordyceps (Cordyceps sp), Melena de león (Hericium erinaceus) y Cola de pavo (Trametes versicolor), tienen propiedades adaptógenas.
Una de las vías que responden a los hongos adaptógenos es el eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal (eje HPA), un componente clave del sistema de respuesta al estrés. Los compuestos que se encuentran en los hongos interactúan con el eje HPA para ayudar a regular el estrés y el estado de ánimo, además de mejorar la memoria.
Los hongos melena de león en particular pueden tener importantes efectos neuroprotectores gracias a un par de moléculas las “hericenonas” y las “erinacinas”. Se les conoce como factores de crecimiento nervioso (NGF) porque estimulan el crecimiento y la protección de las neuronas en el cerebro. Las anomalías del NGF se han asociado con trastornos psiquiátricos y niveles más bajos de funcionalidad cerebral.
Espero hayas disfrutado esta nota y este tema que para mi es maravilloso y no deja de impresionarme.
Si querés aprender más sobre el mundo fungi, te invito a sumarte a la Membresía El círculo, donde en el mes de Diciembre vamos a estar hablando sobre Hongos medicinales y aprendiendo montón.
La membresía es un espacio mensual a un valor accesible, donde podés intercambiar con otras personas que también están en el camino herbal.
Te esperamos! Acá tenés el link para ver más:
https://klouser.app/group/el-circulo-herbal
Bibliografía usada:
- https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S030881461730691X
- Hobbs, C. (2002). Medicinal Mushrooms: An Exploration of Tradition, Healing, and Culture. United States: Botanica Press
- https://www.psu.edu/news/research/story/mushroom-consumption-may-lower-risk-depression/
- https://sci-hub.hkvisa.net/10.1016/j.foodchem.2017.04.109
- https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response