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Plantas amargas y digestión


Como animales mamíferos los sentidos siempre nos guiaron de forma instintiva hacia el alimento pero también hacia reconocer el peligro. El gusto forma parte de nuestros sentidos primales y a través de él podemos obtener muchísima información del entorno, al mismo tiempo que podemos generar un patrón de como responde nuestro cuerpo individual a cada estímulo. Desde la perspectiva herbal, los gustos dentro de las plantas nos comparten información no sólo de las posibles acciones herbales de la planta en cuestión, sino también de su energética. Existen muchas cosmovisiones tradiciones que tienen su forma de trabajar con respecto a los gustos, algunas de ellas pueden ser el Ayurveda con sus seis sabores, o los cinco sabores de la medicina china.
Si buscamos un poco el inicio de nuestro vínculo con plantas, la historia de los amargos se remonta a muchísimos años atrás (miles), ya que las plantas coevolucionaron con los animales adaptando su metabolismo a los estímulos que recibían por parte del pastoreo entre muchas otras influencias.
El sabor amargo es una de las adaptaciones del mundo vegetal a la herbivoría ya que es un sabor no tan palatable como otros, por lo que aquellas plantas de crecimiento salvaje ó espontáneo suele tener mayor contenido de estas sustancias, ya que constantemente está interactuando con posibles depredadores que las consuman.
Algunos de los constituyentes que provocan esta respuesta son los flavonoides, la berberina, la lacupicrina y los taninos, los cuales se pueden encontrar mayormente en hojas y/o raíces.

Acciones herbales de los amargos

Las plantas con sabor amargo tienen una relación muy directa con el sistema nervioso y el intestino, podríamos decir que cuando los receptores del sabor amargo entrar en contacto con nuestra lengua detectan este sabor, se envía una señal a través del nervio vago al cerebro para prepararse el cuerpo para la digestión, de hecho se ha estudiado que tenemos receptores de este sabor no sólo en la boca, sino también en todo nuestro sistema digestivo. Es decir, que la presencia de este sabor activa lo que llamamos el sistema nervioso parasimpático que es la parte de nuestro sistema nervioso que se relaciona con el reposo y que habilita la posibilidad de una buena digestión, ya que cuando este sistema está activo se liberan las secreciones digestivas (incluida la bilis del hígado, la insulina del páncreas y las enzimas digestivas del estómago).

Cuando las papilas gustativas de la lengua detectan amargor, se transmite un mensaje al nervio vago al sistema nervioso central y en conjunto al intestino, el cual cuando recibe este mensaje comienza a aumentar el flujo estomacal de las enzimas HCL. Este proceso ayuda a descomponer las proteínas para extraer los nutrientes de los alimentos. La siguiente etapa es instruir al hígado y la vesícula biliar para que aumenten la bilis en el sistema lo cual hará que mejore la digestión de grasas y aceites.
Los amargos también activan al hígado y al páncreas, por lo que ambos órganos aumentan sus enzimas para manejar una alta ingesta de calorías. Esto da como resultado una liberación más constante de glucosa en la sangre, lo que mejora los niveles de energía. El último órgano de influencia amarga es el colon, dentro del cual estas plantas tienen la acción de promover los movimientos intestinales regulares necesarios para excretar toxinas y desechos de manera eficiente.

Los amargos no solo mejoran la digestibilidad de los alimentos, sino que también tienen un efecto calmante sobre el sistema nervioso, poniéndonos en un estado más relajado emocionalmente. Cualquier planta con sabor amargo tendrá este efecto. Una recomendación de toma de plantas amargas para tonificar la digestión sería tomarlas de 30 minutos antes de comer para que el sistema gastrointestinal tenga tiempo de prepararse para digerir la próxima comida.
Es muy común que los amargos se elijan consumir en forma de tintura debido a su palatabilidad y conveniencia en cuanto al transporte, pero también se pueden preparar como tisanas en caso de usar hojas y como decocción en caso de raíces. Es importante poder tomar estas preparaciones sin agregar endulzante ya que estaríamos disminuyendo su acción.

Las hierbas amargas se combinan comúnmente en fórmulas tónicas digestivas, pero también están indicadas para una variedad de desequilibrios digestivos y relacionados, como el síndrome del intestino irritable (SII), la diabetes, la sensibilidad alimentaria. Los amargos también pueden ayudar a estimular el apetito y son útiles en pérdida del apetito por ansiedad o depresión ya que como sabemos también tienen una acción en nuestro sistema nervioso relajándolo.
Las plantas amargas a menudo se las consideran dentro del grupo de las alterativas, que son plantas que ayudan a limpiar la sangre y tonifican nuestros canales de limpieza naturales, por lo que son muy indicadas también en caso de desequilibrios relacionados con una sobrecarga de toxinas en el cuerpo.

Contraindicaciones

Como con cualquier planta es necesario poder investigarla primero ya que aquí estoy compartiendo información general dentro de un grupo de hierbas, es fundamental buscar información de la planta específica con la que busco vincularme e investigar tanto posibles contraindicaciones con condiciones médicas, como interacciones con productos farmacéuticos. 
Aquí hay algunas condiciones en las cuales es necesario tener recaudos a la hora de consumir amargos en grandes cantidades ó en algún protocolo específico.
• Embarazo
• Cálculos renales
• Enfermedad de la vesícula biliar
• Dismenorrea
• Enfermedad por reflujo gastroesofágico
• Hernia de hiato
• Gastritis
• Úlcera péptica

Algunas plantas amargas

Dentro de este gran grupo de plantas podemos encontrar hojas y raíces como:
Raíz de bardana (Arctium lappa), raices y hojas de Diente de león (Taraxacum officinale), hoja de Alcaucil (Cynara scolymus), raíz de agracejo (Berberis sp.) hoja de Artemisa (Artemisia vulgaris), toda la parte aérea de Milenrama (Achillea millefolium) partes aéreas y raíces de Rumex (Rumex crispus).

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