Dentro del ámbito de la Fitoterapia, la utilización de los aceites esenciales, ya sea para prevenir, curar enfermedades o para el mantenimiento de la salud y el bienestar se conoce con el nombre de Aromaterapia, término que fue introducido por primera vez por René-Maurice Gatefossé en 1936. Actualmente, los principales campos de aplicación de los aceites esenciales en terapéutica son las afecciones del aparato respiratorio y del tracto digestivo, los trastornos del sistema nervioso central, las afecciones reumáticas, el dolor muscular, las enfermedades de piel y mucosas.
Los estudios han demostrado que los aceites esenciales, tienen efectos específicos sobre las funciones neuropsicológicas y autonómicas del cerebro y se pueden utilizar para influir en la función mental (cognitiva), la emoción, el estado de ánimo y la salud física. En este sentido, diversos aceites pueden ayudar a reducir la ansiedad y la depresión, mejorar el estado de ánimo y disminuir el dolor.
Por otra parte, algunos aceites tienen un efecto estimulante sobre la cognición, se pueden utilizar para mejorar la agudeza mental y la concentración.
VÍAS DE APLICACIÓN
OLFATO
La vía inhalatoria es útil especialmente cuando se requiere una acción local sobre las vías respiratorias, por ejemplo: antibacteriana o antiinflamatoria. Las sustancias inhaladas, una vez llegan a los alvéolos pulmonares, pueden pasar también a la sangre y distribuirse por el organismo. Por esta vía, la dosificación es difícil de estimar debido a la dificultad de controlar las proporciones de los constituyentes evaporados los aceites esenciales que son inhalados. No obstante, en cuanto a la seguridad de uso, esta vía de administración conlleva un nivel de riesgo muy bajo para la mayoría de la gente: en un recinto pequeño y cerrado, y considerando un 100% de evaporación, es poco probable que la concentración de cualquier aceite esencial o constituyente alcance un nivel peligroso.
De todas formas siempre es recomendable pausar la administración inhalatoria, es decir si estamos utilizando algún hornillo ó difusor dentro de un espacio cerrado no tenerlo prendido por más de 30 minutos y asegurarnos una pausa entre cada aplicación.
Aunque el sentido del olfato ha sido considerado con menos interés que otros sentidos como, por ejemplo, la vista o la audición, tiene un importante papel en nuestra vida cotidiana, con importantes implicaciones en situaciones de peligro o en comportamientos o actitudes sociales y emocionales, a la vez que nos permite revivir y recordar experiencias anteriores. Si bien en el hombre el olfato es menos importante que en otras especies, la estructura de su sistema olfativo es extremadamente sofisticada. La función olfatoria involucra una compleja y extensa red neuronal, distribuida por diferentes áreas corticales y subcorticales del cerebro, que en los últimos años se ha podido describir con bastante precisión gracias a la utilización de técnicas avanzadas de tractografía basadas en la reconstrucción tridimensional de las conexiones neurales a través de imágenes por resonancia magnética. El sistema olfatorio humano es capaz de detectar y diferenciar miles de compuestos volátiles. Particularmente, en la actualidad se sabe que el hombre puede discriminar más de un trillón de estímulos olfativos, mientras que, en contraposición, sólo es capaz de distinguir entre 2,3 y 7,5 millones de colores y cerca de 340.000 tonalidades diferentes de sonidos (Roser Vila Casanova, 2019)
VÍA TÓPICA
La forma más frecuente de aplicación de los aceites esenciales es mediante el masaje ó la aplicación tópica. La cantidad de esencia absorbida variará según:
– Las características del aceite esencial.
– La concentración en el preparado (aceite de masaje, leche, crema, gel, mascarilla, compresa, etc.).
– El tipo de preparado. Los componentes de la fórmula pueden acelerar o retardar la absorción del aceite esencial por la piel.
– La cantidad de producto utilizado.
– La superficie y la parte corporal cubierta por el producto, el tipo de piel, la integridad y la capacidad de absorción de la misma.
– El tiempo de contacto del producto en la piel.
– La temperatura en la zona de aplicación.
Generalmente, en el masaje de aromaterapia, el porcentaje de aceite esencial en el preparado oscila entre el 0,5% y el 2% .Los vehículos más utilizados son mezclas de aceites vegetales como uva, almendras, sésamo, coco, girasol u oliva.
La absorción de aceite esencial en baños, inhalaciones y vaporizaciones es ligeramente superior al masaje porque la mucosa es más permeable y la temperatura de aplicación es mayor.
En bebés es necesario evitar el uso de aceites esenciales y en niños pequeños es necesario ser prudentes ya que su piel es más sensible y absorbe en mayor proporción los aceites esenciales.
Las reacciones adversas más frecuentes provocadas por los aceites esenciales son la sensibilización, irritación y fototoxicidad. Son difíciles de predecir porque dependen de factores individuales, cada persona tendrá una reacción distinta a cada aceites esencial que se puede presentar, pero existen algunas variables controlables ya que el efecto también dependerá de la dosis, del tipo de aceite esencial, de la concentración, de la frecuencia y de zona de aplicación.
Sensibilización
La sensibilización y la alergia cutánea son respuestas del sistema inmunológico frente a determinados aceites esenciales cuando penetran hasta las células basales de la dermis. Esta reacción, que consiste en urticaria, inflamación e hipersensibilidad, es producida por la histamina y otras sustancias irritantes que liberan las células del sistema inmunitario como los basófilos.
Los aceites esenciales que pueden producir sensibilización teniendo en cuenta las variables de concentración y tiempo son los siguientes: Canela, clavo, anís, ylang-ylang, bergamota y verbena.
Irritación
Los aceites esenciales ricos en aldehídos y fenoles como la canela, clavo, ajedrea tomillo y orégano pueden producir irritación cuando se utilizan puros o muy concentrados sobre pieles sensibles.
Hay que tener en cuenta que la irritación es un efecto deseado para tratar algunos síntomas que mejoran con el efecto calor y la estimulación de la circulación sanguínea superficial, como es en el caso del dolor muscular y algunos reumatismos.
Los aceites esenciales irritantes son: Canela, Clavo, Laurel, Orégano, Ruda, Salvia, Tomillo
Fototoxicidad
Es una reacción de hipersensibilidad de la piel a los rayos ultravioleta que provoca hiperpigmentación, eritema y vesículas, según la intensidad de la reacción.
Aunque los aceites esenciales fotosensibilizadores son muy pocos, la mayoría pertenecen al género Citrus, pero son aceites esenciales que el uso en perfumería y cosmética esta muy extendido. Los componentes fototóxicos más comunes en estos aceites esenciales son las furocumarinas y las xantotoxinas.
En el siguiente audio hablaremos un poco más sobre ciertas consideraciones importantes a la hora de usar los aceites esenciales dentro de un proceso aromaterapéutico