Del Jardín al plato – Buenezas medicinales y comestibles

Módulo IV

Alimento y medicina, como definimos y categorizamos el entorno
Ortiga (Urtica sp) creciendo entre Acelgas, Citronella geranio (Pelargonium graveolens), Yerba buena (Mentha suaveolens) y más

El término Buenezas lo acuñó Eduardo Rapoport, un Ecólogo estudioso de las hierbas Patagónicas, que durante años dedicó sus investigaciones a explorar el mundo de las plantas silvestres y compartirlo.
Dentro de sus libros y entrevistas el cuenta que el primer indicio que lo llevó a estudiar estas plantas fue un descubrimiento arqueológico de dos momias conservadas en Dinamarca, dentro de las cuales se habían encontrado más de 66 plantas en su sistema digestivo.
La primera vez que leí está publicación realmente me sorprendí muchísimo. Desde la industria actual existen aproximadamente 100 especies consideradas alimenticias y cultivadas con tal fin. Esto marca una diferencia muy importante entre nuestros hábitos alimenticios ancestrales y los actuales, sin ni siquiera entrar en un campo mucho más complejo como son los alimentos ultraprocesados que podemos encontrar en cantidades abundantes en supermercados y almacenes.
La variedad de especies vegetales en nuestra alimentación nos proporciona mayor calidad nutricional, fuente de fibra y principios activos necesarios para los proceso metabólicos.
Toda esta riqueza crece en el jardín, sólo que muchas veces preferimos cortarla que romper con la comodidad y lo conocido y explorar realmente sus bondades.

“Pega pega” Gallium aparine, creciendo silvestre

En el siguiente video estaremos hablando un poco de esto, para introducirnos en las grandes bondades de estas plantas tan especiales:

Por definición el Alimento es aquella sustancia nutritiva que toma un organismo o un ser vivo para mantener sus funciones vitales.
Actualmente nuestra sociedad ha desarrollado una cadena de negocio en torno al cultivo de alimentos, sólo consumimos aquellas plantas que son cultivadas con tal fin y que podemos adquirir en lugares que intercambian este recurso básico para la vida, por dinero. Estas plantas que hoy en día están dentro de este sistema productivo representan un porcentaje muy escaso de la biodiversidad vegetal y la abundancia de alimento existente.
Para pasarlo a números podemos decir que en 1 Hectárea “no productiva” (desde el punto de vista agronómico se llama así a un espacio de tierra que no genera rendimiento económico) existe más de 1 TONELADA de alimento fresco representado por aquellas plantas que el mismo sistema productivo denomina “Malezas”.
La primera vez que leí estos números y tomé consciencia de lo que representan puedo decir en términos criollos que mi cabeza explotó, aquellos hábitos que durante años me fomentaron de forma inconsciente sólo perpetuaban una ganancia para un sector. Siento que en este momento que estamos transitando como humanidad es de suma importancia ampliar el foco, reconocer que nuestras acciones diarias importan y apoyan formas de producción y consumo. Luego estará a la visión de cada quien elegir apoyar ciertas cadenas productivas o no.
Mi intención en estos párrafos es que esa elección diaria sea consciente, que de a poco podamos sacar las vendas que generó la costumbre y comodidad para comprender nuestra esencia como humanidad y como Naturaleza.
Por definición la Cultura es el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver necesidades de todo tipo.
Nuestras amadas Buenezas son un pilar muy grande de la cultura campesina, durante muchos años formaron parte del cotidiano de aquellas personas que vivían en contacto directo con la Naturaleza.
“Hijita, primero muerde estas hojitas en tu boca y luego ponelas en la herida para que sane” contaba una abuelita señalando las hojas del Llantén (Plantago major)
“Este tesito te va a hacer bien para la panza” decía mi abuela compartiéndome un té de Yerba del pollo (Alternanthera pungens)
Hubo un tiempo en el cual el vínculo con las plantas estaba vivo, latía fuerte en el corazón de la familia, la confianza y entrega estaban presentes generando así resultados hermosamente armónicos.
Es posible y necesario volver a recordar estas prácticas, volver a unir ese hilo que durante generaciones fue tejiendo a la humanidad como parte de la Naturaleza.

En el siguiente video les presento y comparto una bueneza medicinal muy hermosa y de gran crecimiento: Gallium aparine

PANC

Plantas alimenticias no convencionales, conocido por el acrónimo PANC, es un movimiento académico y popular en Brasil a favor de la propagación y recolección de plantas comestibles. El nombre, que se traduce como Plantas Alimenticias No Convencionales, se refiere a especies con potencial alimenticio que no se consumen a gran escala (como Victoria amazonica), o a partes que normalmente no se consumen en plantas comunes (Hojas de camote). El término PANC fue acuñado por el profesor, investigador y botánico Valdely Kinupp en su tesis de doctorado en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul . El término es variable, y una planta que es ampliamente consumida dentro de Brasil puede ser considerada una PANC fuera de él, y viceversa, por lo que esta diferencia también es regional.

Alimentos silvestres

Muchos alimentos silvestres también brindan otro beneficio importante para la salud digestiva: propiedades amargas. Las plantas amargas son bien conocidas en el mundo de las hierbas por su capacidad para estimular el apetito y la liberación de secreciones digestivas, así como ayudar al hígado en la desintoxicación. Los amargos también se usan para ayudar a regular el azúcar en la sangre y respaldar la integridad del revestimiento intestinal. Como señala el herbolario David Hoffmann, “Como la digestión y la asimilación de los alimentos son básicos para la salud, la estimulación amarga a menudo puede mejorar fundamentalmente una patología subyacente que no tiene nada que ver con el proceso digestivo”. Curiosamente, las acciones de estas plantas se desencadenan cuando saboreamos su amargor; en otras palabras, debemos experimentar el sabor amargo para beneficiarnos de él.

Diente de león (Taraxacum officinale)

Como recomendación, es mejor comenzar lentamente a incluir comestibles silvestres en las comidas, ya que al incorporar nuevas plantas silvestres una a la vez, puede medir más fácilmente la reacción de su cuerpo a las plantas individuales y discernir posibles alergias o sensibilidades. Primero, incorporar pequeñas cantidades de comestibles silvestres en la dieta ayuda al sistema digestivo a adaptarse al aumento de fibra y otros elementos nutritivos que tienden a estar más concentrados en los alimentos silvestres. Esto puede ayudar a evitar problemas gastrointestinales, que pueden acompañar a la introducción repentina de grandes cantidades de alimentos silvestres en la dieta. Además, un comienzo suave en las andanzas con los alimentos silvestres le da tiempo al paladar para cambiar y aceptar más fácilmente los sabores más fuertes de muchas plantas silvestres. Los comestibles silvestres se pueden usar como sustitutos de los ingredientes cultivados, como en el caso de usar hojas de Ortiga (Urtica sp ) en lugar de espinacas, o se pueden incluir como ingredientes adicionales en platos familiares, simplemente sumando Capiquí ( Stellaria media) en una olla de sopa de verduras, por ejemplo. Esta es una forma de aumentar el valor nutricional de las comidas diarias y al mismo tiempo mantener un poco la zona conocida a medida que se expande el paladar para aceptar nuevos sabores y texturas.

Los alimentos que comemos son significativos no solo en términos de su amplio impacto en el cuerpo, sino también por lo que representan para nosotros, lo que significa la nutrición en un contexto más amplio. En esencia, se puede considerar que la comida fomenta la conexión con el mundo natural. Todos los animales, incluidos los humanos, necesitan alimento para vivir; esto nos obliga a formar conexiones con la fuerza vital de lo que consumimos. La comida es una razón clara por la que no podemos vivir en el vacío, desconectados de otras formas de vida.

Cuando elegimos buscar alimento directamente de la naturaleza, honramos cómo vivían nuestros ancestros cazadores-recolectores y los orígenes mismos de la humanidad. El antiguo ritual de recolectar plantas silvestres es satisfactorio en un nivel primigenio y se remonta a los impulsos de supervivencia que están profundamente arraigados en nuestro ADN. Llevar la naturaleza salvaje a nuestros cuerpos puede ayudarnos a reconectarnos con nuestra propia naturaleza salvaje, nuestros “sentimientos viscerales” intuitivos y nuestro sentido innato de conexión con la red de la vida.

Aquí encuentran el archivo en PDF donde podrán leer sobre algunas buenezas y recomendaciones para vincularse:

Y acá les comparto una charla que se dió hace unos años atrás en el marco de un Festival sustentable, fue un evento muy lindo en plena pandemia que buscaba acercarnos un poco más a otras formas de habitar este planeta-casa. Considero que la charla les puede gustar e inspirar, por esto se las comparto también acá, espero la disfruten!

Integrando

La medicina y el alimento se unen en muchos puntos, la forma en la que vemos las cosas también está teñida por la sociedad en la que vivimos, y por muchos años de industralización. Cientos de años atrás nuestras sociedades cazadoras y recolectores tenían otra relación con el alimento, los ciclos de la tierra y la medicina. El término maleza ó malahierba nos hace pensar que hay plantas -malas- cuando sólo se está mirando a la tierra como lugar de producción y no como un ecosistema biodiverso, un gran tejido

Para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás – Atahualpa Yupanqui
Contenido de la Lección
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